viernes, 1 de febrero de 2013

Mañana a estas horas estaré en tus brazos y eso lo cambia todo. Tan sólo pensarlo, por la extraña alquimia del amor y el imperio del ambarluna, las cosas se transforman, aun las más pueriles. Pienso estar en el aeropuerto cuando llegues y verte buscarme entre la gente. Seguro, desde tu altura, me encontrarás con facilidad y tu expresión me arrancará una sonrisa. Pienso acercarme despacio y entregarme a tu cercanía con todo el peso de los días que han transcurrido en tu ausencia y la carga, que poco a poco aliviarás, de mi nostalgia y tantas madrugadas sin tu piel. Quiero conducirte de la mano a mi lugar predilecto, presentarte a mis árboles consentidos, enseñarte la entrada secreta de la terraza, subir contigo las escaleras y perderme en nuestra cama. Quiero reflejarme en tus ojos, presentir tus labios, dejarme atrapar en tu abrazo, escuchar tu pulso y beberme tu respiración. El alba será una fiesta de mariposas en las entrañas. El vestido que me pondré, un facilitador de tu placer. El concierto del manglar, un natural acompañamiento de tus caricias. La lluvia pertinaz, el mejor pretexto para quedarnos otro rato en la cama. Un largo rato más… [CrónicasAmbarluna38] (1feb13)

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