“El olor del papel blanco es como el olor de la piel de mi
amante cuando llega por sorpresa a través del jardín húmedo” – escribía en su
Libro de Cabecera aquella famosa cortesana del Japón medieval. “La tinta negra
es como el cabello laqueado. ¿Y la pluma? Es el instrumento del placer, cuyo
propósito nunca está en duda y cuya eficiencia sorprende en cada encuentro…”
Leí con detenimiento cada descripción, invocación y
evocación. Ella gustaba de escribir y de que le escribieran sobre el cuerpo con
pinceladas que dejaban su espalda, senos y muslos decorados con fábulas y
poemas. Aquella experiencia que aprendió en su infancia se le quedó tatuada en
el alma y en la fuente de su placer. Buscaba siempre a alguien con quien
vivirla una y otra vez, trazo a trazo, letra a letra, y pocas veces, más bien
una sola vez, halló al hombre que pudo satisfacerla a fondo. Conoció a muchos
escribanos expertos pero algo siempre faltaba, hasta que se topó con él. Y, es
curioso, resultó que le conocía de siempre. Había sido su compañero de juegos,
el niño que de niña le hacía bromas y la despeinaba; el adolescente que la
observaba callado y tímido apostado en una esquina para verla pasar; el joven
adulto que no podía darse el lujo de pagar por sus selectos servicios pero que
sin embargo, de tiempo en tiempo, le enviaba mensajes.
Al leer el relato del reencuentro
varios años después con aquel hombre y de cómo sucumbió a la seducción de su
toque y destreza, no pude menos que pensar en ti y en mi y en la forma en que
nos volvimos a ver después de tantos años; en el regalo de tu energía concentrada
en el dije de ambarluna que cubre de calidez mi cuerpo; en la maestría con que
escribes cada día nuestra historia con actos y palabras que se quedan
impregnados en mi piel y despiertan mi deseo en la nostalgia de madrugadas de
lluvia. Como su amante lo hizo con ella hace siglos, cubres mi cuerpo de seda
escarlata cuyo roce sigue la secuela de tus labios, la impronta de tus dedos,
el rastro de humedad del pincel con el que dibujas día a día el amor. [CrónicasAmbarluna42] (01mar13)
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