viernes, 7 de septiembre de 2012

El 1 de septiembre de 1859, poderosas ráfagas y eyecciones incontables de masa coronal anunciaron una supertormenta solar, la más intensa erupción electromagnética que haya ocurrido hasta la fecha, cuando nuestra inquieta y siempre misteriosa estrella lanzó hacia el espacio miles de millones de toneladas de partículas cargadas que, al chocar con el campo magnético de la Tierra, provocaron el aumento enloquecido de las corrientes eléctricas en las líneas del telégrafo, así como auroras boreales rojas, verdes y moradas visibles en lugares tan australes como Hawái y Panamá.
Nunca ha vuelto a ocurrir nada parecido. Lo que no quiere decir que no pudiera suceder en cualquier momento. Y para quienes oteaban los cielos nocturnos ante la imposibilidad de hacerlo con la claridad del día, y no necesariamente con la ayuda de un telescopio, sino con el concurso de tablas matemáticas, fórmulas loga y algorítmicas, mapeos astrales, tránsitos siderales, retrocesos cósmicos, órbitas coincidentes y fases discrepantes, para ellos, decíamos, resultó evidente el trastorno sutil en la consonancia de los mundos paralelos, que el sol, en su caprichoso y explosivo simulacro, había provocado de forma por demás extravagante y dramática.
Entre aquellos sabios consultores y consultantes de los fenómenos celestes y metereológicos, nadie como la damana del observatorio de Psyx para advertir el casi imperceptible cambio en la vibración del centenar de dijes ambarlunares de todos los tamaños que colgaban del techo en el salón principal de escrutinio e indagación de la Universidad, espacio conocido también como el Cónclave Pluribus Axis Mundi, cuya sorprendente y arcana papiroteca había sido legada a los habitantes de Psyx por los viajeros Atemporales. Permítaseme una breve digresión para afirmar que sobre los Atemporales no diremos absolutamente nada en este texto. No que no merezcan las más completas y dedicadas alusiones y agradecidas remembranzas, sino porque precisamente las valen tanto que ameritan ser objeto de una larga disquisición propia y no, como en este caso, compartida. Hoy nos ocupan los tormentosos caprichos solares y el resultado oscilante, demencial, mutable y desestabilizador que ejercieron en la estética euritmia de los instrumentos de precisión ambarlunares de aquel y de otros laboratorios del saber ancestral.
La damana corroboró la milimétrica perturbación en el ambarluna; bien sabemos que son los ínfimos detalles los que realmente cuentan y tienen luego consecuencias tan insólitas e improbables como irrevocables e indefectibles. Se percató de inmediato que durante años, quizá décadas, las de por sí escasas posibilidades de traslación entre universos paralelos se verían drásticamente reducidas, no solo en detrimento de investigaciones científicas de insospechable peso y trascendencia, sino también de los avances que ya se habían logrado en la intercomunicación con los habitantes de otros mundos.
No obstante tal tragedia, suspiró aliviada. Las propiedades fulgurantes, voluptuosas, nigrománticas, sanadoras, apetitosas, adivinatorias, visionarias, alcaloides, sensuales, estimulantes, mágicas, eróticas, aromáticas, inescrutables, deleitables, enigmáticas y lúbricas de los dijes de ambarluna, no sólo no habían sido afectadas ni habían disminuido, sino todo lo contrario. No hay noticia verídica ni crónica detallada de lo que ocurrió aquella noche durante la celebración de los portentos solares a la que se entregaron los estudiosos cófrades y letradas colegas integrantes del cuerpo erudito e investigador del Cónclave Pluribus Axis Mundi. Es de suponer, basándonos en lo que al día siguiente anotó la aplicada damana en su bitácora, que todos se entregaron diligentemente a la degustación de un exquisito y clandestino licor de ambarluna, con las consecuencias que de ello se desprenden y que es posible imaginar… [CónicasAmbarluna18] (7sep12)

1 comentario:

  1. mmmm
    ps muy interesante...
    mira te invito a mi blog, espero te interese las historias ^^

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