viernes, 25 de mayo de 2012

El Libro de Curiosidades de la Ciencia y Maravillas a los Ojos, manuscrito egipcio del siglo XI cuya única copia conocida fue adquirida hace diez años por la Biblioteca Bodleiana de Oxford y se encuentra resguardada en el núcleo de las galerías concéntricas de la Torre de los Cinco Órdenes, no sólo es una tratado astronómico y cartográfico de capital relevancia, con diagramas de constelaciones, casas lunares y cometas, así como mapas del Nilo y el Oxus, el mar Caspio, el océano Índico, las islas mediterráneas de Sicilia, Tinnis, Mahdia, Chipre y las costas bizantinas de Asia Menor, sino que probablemente contiene más referencias que ninguna otra obra literaria o científica acerca del ambarluna. Considerando que es tan poco lo que sabemos de él, resulta afortunado que la Bodleiana conserve asimismo los papiros hallados desde 1890 en las excavaciones de Oxyrhyncos, antigua ciudad localizada a 160 kilómetros al sur de El Cairo y llamada así – curiosa trivia - por el pez sagrado que en la mitología egipcia se tragó el pene de Osiris. De ella procede un enorme corpus documental de variadísimos temas, incluyendo un texto de medicina, herbolaria y cábala atribuido al poeta y médico Ibn Oliel Al-Tuaty, quien recorrió las estribaciones de Sepharad y Al-Andalus a mediados del siglo VIII, registrando entre otras observaciones algunas de las más admirables características y notables propiedades del ambarluna... Sabemos ahora que se le identificó desde la antigüedad con Argo Navis, una mega constelación de 45 estrellas dividida en cuatro partes correspondientes a las cuatro esferas herméticas ambarlunares: Carina, indistintamente quilla y proa que, como el principio masculino activo y solar, avanza, penetra el oleaje, mantiene la estabilidad de la nave y restablece el equilibrio; Puppis, la popa, contraparte femenina flexible, fértil, oscura, acuática, que acoge intuiciones e interpreta sueños transmutándolos en vaticinios y revelaciones; Vela, receptáculo del ímpetu de los vientos, se insufla de potencia, nervio y voluntad, y garantiza el movimiento; y Pyxis, la brújula que señala dirección, sentido, derrotero y trayectoria. Partiendo de estos cuatro principios – viril, receptivo, enérgico y directriz - se comprenderá la trascendencia que para los ámbitos sensuales de los humanos guarda el ambarluna… [CrónicasAmbarluna3] [25may12]

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