viernes, 12 de abril de 2013

MUJERPIANO


Un sonido que revela la pasión escondida. Así fue escuchar aquel CD que me regalaste, que traspapelé, que se dio a desear y reapareció en el momento menos pensado, cuando todo comenzó a cambiar. Acometida por su sonoridad, los ojos cerrados, los dedos jugando con el dije de ambarluna entre mis pechos, recuerdo que pensé: ¿puede un sonido descubrirte? Nunca antes te habías revelado a mí como lo hiciste entonces.
La melodía empieza como si nada, pero ciertas notas dejan entrever que hay algo más, una cadencia concordante escondida y profunda que está por llegar. Es una probadita, un desafío: “¡Mírame! ¡Siénteme! ¡Búscame!” Dejaste que tu música favorita hablara por ti. El hombre detrás de esos acordes, de esos instrumentos, de esos bajos: un enigma que la música expone y declara. Sé que el amor entra en una mujer a través del oído, que las mujeres nos enamoramos de lo que escuchamos y de cómo lo escuchamos, que las palabras susurradas son mágicas y provocadoras, que el tono de la voz es la puerta del deseo, que el cosquilleo de unos labios al oído es el preludio del fuego. Y ahora sé que la música trae a flor de piel el antojo, la inquietud y la nostalgia. Y que cada vez que la escucho, tu imagen y el recuerdo de tu piel me sobrecogen y me invaden. La música que te gusta y que me seduce. 
[CrónicasAmbarluna47] (12abr13)

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