jueves, 20 de junio de 2013

FELINA






La que se imagina que sus dedos son los tuyos y la extensión de tus labios y la humedad de tu lengua… La que se figura que sus manos son tu virilidad y tu pasión… La que escribe todo eso, por supuesto no soy yo. O sí soy yo, pero poseída por la otra: una leona enjaulada, en brama y aprisionada por el fulgor del ambarluna. Sin que yo pueda impedírselo, se filtra por los barrotes cada noche y se pasea en furia por mis cosas, dejando sus huellas en mi cuerpo y su olor en mi almohada. Por la mañana encuentro revueltas las sábanas y desordenado el estructurado caos de mi existencia. No hallo la forma de domarla.
Felina al fin y al cabo, no hay quien detenga su antojo de carne cruda ni el éxtasis que la consume ni la seducción de su presa. No hay quien la disuada cuando se propone devorar algo, y mucho me temo que ese algo seas tú. Hazla entender razones. Imposible. No le importan las distancias ni se digna a considerar responsabilidades; todo lo que no la acerque cada día más a ti, le parece un obstáculo prevaricador que estorba sus deseos de reina. No hay manera de acallar sus rugidos. Si la acaricio como a ella le gusta, lo más que logro es que ronronee complacida y calme su fiero arrebato por unas cuantas horas. Pero el crepúsculo la llama, la luna la despierta, y si de madrugada llega a olfatear el aroma de tu voz, enloquece y su locura se vuelve mía. Nos envolvemos entonces en la cadencia de tus palabras, nos llenamos del sonido ronco que susurras a nuestro oído, nos dejamos ir en la caricia de tu conjuro, y el oleaje del ambarluna nos revuelca una y otra vez hasta el punto en que yo dejo de ser yo y ella pierde sus contornos. Luego, un zarpazo sutil, un empujón de sus garras retraídas, me trae de nuevo a la realidad de su maullido exasperado y nostálgico. Yo me declaro torpe e incapaz de remediar ese celo, así que algo tendrás que hacer tú, y pronto… [CrónicasAmbarluna52] (21jun13)


domingo, 16 de junio de 2013

Celebración de ella II



Por las regiones de su cuerpo yerra mi mirada.
El más vasto de los océanos
es el cuerpo de una mujer enamorada.
Cuando me mira, su rostro arde.
Yo soy ese fuego interno.

Celebración de ella  (Adonis. En Árbol de Oriente. Antología poética, 1957 - 2007, Visor de Poesía. )

jueves, 6 de junio de 2013

Nuestro amor no sabe de distancias ni fronteras. Volamos juntos como si nadáramos en el espacio jugoso de nuestro abrazo. Somos bailarines del deseo, mientras que el mundo queda a un lado, allá abajo, como de juguete, una miniatura.