La que se imagina que sus dedos
son los tuyos y la extensión de tus labios y la humedad de tu lengua… La que se
figura que sus manos son tu virilidad y tu pasión… La que escribe todo eso, por
supuesto no soy yo. O sí soy yo, pero poseída por la otra: una leona enjaulada,
en brama y aprisionada por el fulgor del ambarluna. Sin que yo pueda
impedírselo, se filtra por los barrotes cada noche y se pasea en furia por mis
cosas, dejando sus huellas en mi cuerpo y su olor en mi almohada. Por la mañana
encuentro revueltas las sábanas y desordenado el estructurado caos de mi
existencia. No hallo la forma de domarla.
Felina al fin y al cabo, no hay quien
detenga su antojo de carne cruda ni el éxtasis que la consume ni la seducción
de su presa. No hay quien la disuada cuando se propone devorar algo, y mucho me
temo que ese algo seas tú. Hazla entender razones. Imposible. No le importan
las distancias ni se digna a considerar responsabilidades; todo lo que no la
acerque cada día más a ti, le parece un obstáculo prevaricador que estorba sus
deseos de reina. No hay manera de acallar sus rugidos. Si la acaricio como a
ella le gusta, lo más que logro es que ronronee complacida y calme su fiero arrebato
por unas cuantas horas. Pero el crepúsculo la llama, la luna la despierta, y si
de madrugada llega a olfatear el aroma de tu voz, enloquece y su locura se
vuelve mía. Nos envolvemos entonces en la cadencia de tus palabras, nos
llenamos del sonido ronco que susurras a nuestro oído, nos dejamos ir en la
caricia de tu conjuro, y el oleaje del ambarluna nos revuelca una y otra vez
hasta el punto en que yo dejo de ser yo y ella pierde sus contornos. Luego, un
zarpazo sutil, un empujón de sus garras retraídas, me trae de nuevo a la
realidad de su maullido exasperado y nostálgico. Yo me declaro torpe e incapaz
de remediar ese celo, así que algo tendrás que hacer tú, y pronto… [CrónicasAmbarluna52]
(21jun13)jueves, 20 de junio de 2013
domingo, 16 de junio de 2013
Celebración de ella II
Por las regiones de su cuerpo
yerra mi mirada.
El más vasto de los océanos
es el cuerpo de una mujer enamorada.
es el cuerpo de una mujer enamorada.
Cuando me mira, su rostro arde.
Yo soy ese fuego interno.
Yo soy ese fuego interno.
Celebración de ella (Adonis. En Árbol de Oriente. Antología
poética, 1957 - 2007, Visor de Poesía. )
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