viernes, 29 de marzo de 2013

ALAS



A veces dejo descansar mis alas, esas que brotaron de mi espalda hace siglos por la magia del Poder. Ahora son mías, me pertenecen, me sustentan, me alivian, me dejan una impronta que resuena en el eco cálido y fragante del ambarluna. A veces su potencia es oscura, calcinadora, reflejo del crisoberilo que se ha impregnado de las durezas más profundas de la tierra. Recuerdo la fuerza que las invocó y me sé merecedora de su aliento. Visualizo el camino que han recorrido, medible en eones, eternidades e instantes, y aprecio su metamorfosis sin que por ello sepa qué derroteros seguirán. Toda bruja tiene claro que nada dura una vida, ni la vida misma, y que la cualidad efímera de las cosas las vuelve aún más preciadas. Mis alas son así, fugaces, llenas de nervio y potencia.
[Paréntesis 20] (29mar13)

jueves, 21 de marzo de 2013

FRAGOR



Quiero sentir tus brazos y tus piernas. Esos brazos largos, largos; esas piernas kilométricas. Quiero que me contengas en tus brazos. Quiero que me abraces con tus piernas. Quiero sentirme atrapada en la fuerza de tus músculos y huesos, apretada, inmovilizada, fundida en tu cuerpo, rodeada de tu piel, envuelta en tu aroma como un capullo, aislada del mundo, protegida del frio, a merced de tus besos, rendida a tus caricias, estremecida por tu ardor, recorrida por tus dedos, prisionera sin escape de tus labios, sujeta a tu deseo y al capricho de tu lengua, mi sangre pulsando en el fragor ambarlunar...
[CrónicasAmbarluna45] (22mar13)

viernes, 15 de marzo de 2013

ACERINA AMBARLUNAR


Tan pronto puse un pie en aquel lugar de peñascos erosionados, cerros ominosos y dádivas ocultas, me encontré su regalo. Al bajarme del coche miré al suelo, donde siempre han aparecido mis talismanes y amuletos, siempre en contacto con la tierra, donde son puestos exprofeso para que los encuentre. Ahí estaba: una acerina como al descuido en el empedrado de la calle, como si se le hubiese caído inadvertidamente a alguien, como si en realidad no hubiese viajado para colocarse a mi paso y donde yo la pudiese encontrar… siempre y cuando estuviese atenta, claro. Una acerina formada como una gota de magma, grande como una aceituna Kalamata, con su brillante opacidad que juega al sol mostrando su óxido de hierro en negros y plata. Acude directamente al corazón y purifica la sangre, de ahí su apelativo paralelo de hematita. Buena para regenerar los tejidos y revitalizar el cuerpo, acrecienta el magnetismo, ensancha la voluntad, devuelve el optimismo y disminuye el dolor de las pérdidas. 
Es del gusto del cuerpo etéreo y responde al chakra del plexo solar, donde residen el valor y la templanza. Es una piedra poderosa para quienes se sienten atraídos por su misterioso velo. Va de maravilla con el ambarluna, combinando ambas reflejos de miel oscura y atigrada, tonos marrón iridiscente, la doble cara de un espejo insondable, fuego claro con fuego oscuro, humedad dorada y humedad plateada, combinación incandescente y potencialmente explosiva.  Me agaché a recogerla y sentí su intenso efluvio en la palma de la mano mientras que el dije de ambarluna derramaba calidez y fragancias resinosas en mi pecho. Pensé en él y supe que nos encontraríamos de un momento a otro, que me adivinaría el pensamiento, que el mío lo invocaría, que en unos segundos me llegaría su mensaje y nos enlazaríamos una vez más sin el lastre del tiempo ni las restricciones del espacio, como si los años nunca hubiesen transcurrido sino simplemente esperado su turno: nuestro turno. [CrónicasAmbarluna44] (15mar13)

viernes, 8 de marzo de 2013

SUEÑO




Soñé que me llamabas. Que tu voz penetraba una a una las capas de mi sueño hasta encontrarme hecha un ovillo en tu lado de la cama. “Un bultito”, dijiste. Querías escuchar mi voz y saber si estaba desnuda. Recuerdo que sonreí y te contesté, “Es que hace calor, mi amor”. Adiviné tu risa queda, ese sonido suave y ronco que tanto me gusta y que es del tono y del sabor de la noche: tu elemento. “Sabes que te amo, ¿verdad?”, te dije y tú me susurraste al oído eso que me encanta escuchar, que me envuelve la piel y despierta mis poros y acelera mi pulso y me estremece. Cuando desperté por la mañana, me di cuenta que no había sido un sueño, que el celular en efecto sonó a la 1:58 de la madrugada y que sí estuviste aquí, me acariciaste con tus palabras y me meciste en tus brazos. Desperté contenta y enamorada.
[CrónicasAmbarluna43] (08mar13)

miércoles, 6 de marzo de 2013

XIANG




El Xiang, raro felino alado que cazaba de madrugada y se alimentaba de talgos, medusas y hierofantes, era el amo y señor del desierto de Catira 2,300 años antes de nuestra era, capaz de recorrer kilómetros de candentes arenas y trepar por estribaciones de piedra inalcanzables para otros depredadores. Su rugido semejaba el aullido del jazri en noches de luna llena, cuando los hilos de la galaxia crujían bajo el peso del williwaw…