viernes, 28 de septiembre de 2012

El timbre del teléfono penetra el sueño y sin haber despertado por completo, sé que es él y que haremos el amor de madrugada y a distancia, bajo el fulgor ambarlunar… Su voz confirma mi susurro, me envuelve toda sin que yo haga nada por evitarlo. Él murmura una disculpa, me dice que me dejará seguir durmiendo. Yo le pido que no cuelgue, que no se aleje, que se imagine a mi lado. Su voz se desliza entre las sábanas como una presencia que es casi aroma, mientras mis manos se convierten en sus dedos y mis dedos en sus labios y se inicia un recorrido por mi piel. Contesto en voz baja sus preguntas que son como caricias a la vez que rutas por donde ha de seguir el curso del deseo; peticiones que no dudo en complacer, besos robados en el silencio de la jornada. La travesía encuentra mis anhelos cristalizados en la certeza y el vigor de lo que él nombra y evoca. ¿Por qué hay palabras que se traducen de inmediato en sensaciones? ¿Cómo las sabe? ¿Adivina el paisaje nocturno que me envuelve y en el que cada célula titila expuesta al son de su armonía? [CónicasAmbarluna21] (28sep12)

domingo, 23 de septiembre de 2012

Un león cuyo rugido alcanza las montañas y remueve la arena del desierto. Una pantera negra de sonoro maullido y ronroneo. Sueñan juntos, viajeros en el tiempo y el espacio, dejando atrás el crepúsculo del miedo y el polvo que levantan sus pisadas en Kashmir, sin más equipaje que un deseo y una mirada. Déjame llevarte al lugar donde todo será revelado, más allá de los cuatro vientos, navegando en el mar de los corales. Permite que el sol labre su impronta en tu piel y que bata sobre mi cara mientras encontramos el lugar de soledad del que venimos y que ahora hemos recreado para nuestro deleite. Llena mis sueños de estrellas y no negaré que estamos volando. [Paréntesis10] (23sep12)
Los abroholos soplaban aquella noche sin descanso, violenta galerna que se metía por las calles retumbando en las paredes y en el chirriar de puertas, goznes y ventanas, dejando su humedad en cada esquina y en todas las sábanas. Nada que ver - ¿recuerdas? - con el Sharqi del desierto, perenemente silbante y polvoso, a veces frío y otras cálido, pero que igual nos hacía buscar refugio contra su roce. Aquella casa de tus ancestros a donde habíamos ido a parar, no tenía remedio. El viento se colaba por todas las rendijas ganando la partida y haciendo juego con nuestras emociones. Tú paseabas de un lado a otro, león enjaulado. Yo opté por acostarme y taparme con el pareo deslavado que a diario me acompañaba a la playa. Por fin detuviste tu loco andar y escogiste una música extraña que me ayudó a soltar el llanto y te atrajo hacia mi piel. Descansa, volcán, me dieron ganas de decirte, y tócame.
Quizá no recuerdes nuestro encuentro en aquel otro mundo, un paso y luego otro en el pasillo flanqueado de espejos, la ropa que se iba quedando por el suelo como una segunda piel descartada – desnudez repetida al infinito -, el aroma del mar que colgaba del techo, el destello ocre y naranja de un otoño ambarlunar, las suaves gotas de sudor que acompañaban nuestros dedos, el sabor salvaje de los besos que nos dimos. Yo no lo he podido olvidar. Se me ha quedado el gusto por ti en la lengua. [CrónicasAmbarluna20] (21sep12)

lunes, 17 de septiembre de 2012

Ayer nos despertamos con la idea de interpretar nuestro acto de magia en un lugar insólito y de manera insospechada, añadiéndole algunos elementos novedosos. Los Bandar-log, por ejemplo, parias de la jungla, anarquistas de vocación, con su presta agilidad y actitudes imprevisibles constituyeron el toque perfecto. Bien sabes cómo me atraen los desafíos, especialmente en las antesalas del poder. Cantar junto con ellos la marcha triunfal que grita a los vientos ¡Somos grandes! ¡Somos libres! ¡Somos maravillosos! Ver el infinito en las alturas de tus ojos, mecerme al vuelo de tu madrugada, cuando adivinas cada uno de mis anhelos y los cumples. ¿Sabes la conmoción promisoria de tus dedos en mi nuca?

domingo, 16 de septiembre de 2012

Casi no tuve tiempo de soñar. Sé que en algún momento de la madrugada me levanté de la cama urgida por aromas frutales, un curioso banquete preparado por manos sabias que conocen exactamente mis gustos, los sabores que me diluyen, las palab ras que deben acompañarlos. Ataviada de luna, me senté al piano. Recuerdo que la armonía celeste me llevó de la mano, emprendiendo un viaje por derroteros inesperados. En un recodo del oleaje descubrí cuánto me gusta el sonido de tu voz.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Corre por mis venas la sangre del árabe marroquí. Será por eso que la música del norte de África me pide que baile, que mueva las caderas al son del tambor y la flauta, que busque en los abalorios de la magia el recuento del porvenir. Son ecos del ambarluna, de un imperio aromático de resinas y especias; sueños de caravanas que cruzan desiertos de fuego y persiguen, guiadas por el mapa de las constelaciones, el sortilegio de un oasis mítico donde se labra su esencia y se decanta su fulgor. ¿Ahora comprendes la atracción que ejercen en mí los nombres de las estrellas?
Por lo mismo y en su rastro, mi pisada abarca el sur de Iberia: Al Andalus de moros y gitanos, con su duende y su cante jondo y sus fuentes rodeadas de naranjos en flor; el convite de la serranía nevada, el anhelo de andar los caminos polvorientos de Granada a Córdoba y desde Sevilla a Cádiz y Gibraltar. Y en ese peregrinar, voltear la mirada al norte y seguir las señales que indican la ruta del corazón, flechas de arcoíris apuntando a las verdes colinas de los celtas y el Cabo Finisterre. ¿Ves por qué he de emprender nuevos derroteros? Tengo una parte de desdicha y la aportan mis ancestros sefarditas. No contentos con haber sido expulsados de Sefarad hace 510 años, con haber tenido que emigrar a Tesalónica y volverse súbditos del imperio otomano, se aferran al anhelo de su tierra y a la llave de ambarluna de su casa ancestral,
y siglos después retornan conversos a España, católica a ultranza, a predicar y vivir con la Biblia por delante y la persecución por detrás. ¿Y todavía me preguntas que de dónde saco el espíritu andariego? Espera, aún no te he contado de mis antepasados de sangre fría: los alemanes de imaginarios señoríos y efímeros condados; o aquellos otros, normandos de apellido y alma de músicos y compositores; o el comerciante inglés que llegó hasta las Islas Vírgenes cautivado por una hija de esclavos de piel mulata; juntos engendraron mi estirpe y renovaron el rumbo de mi sangre para siempre. Y yo he recorrido las calles de aquel puerto siguiendo al fantasma de mi bisabuela, he navegado de noche con la marea desde San Juan a Virgen Gorda y guardo el anillo ambarlunar que un marino escocés sacó para mí desde el fondo del arrecife.
No te extrañe que ame el mar y a los navegantes, pues provengo también de recios vascos. Soy la orgullosa vanguardia de la última tribu de Europa, la que habla un idioma único que puede trazar sus raíces hasta los mismísimos orígenes de la humanidad. Será por eso que tejo con las manos y la palabra escrita los indicios de mi paso por el mundo, por descender en línea recta de los hombres de Cromañón decoradores de cavernas y adoradores de la naturaleza. Y no te quejes de mi parte nómada. He nacido de refugiados y trasterrados que vinieron a dar con sus ilusiones a un país mágico de rostros pétreos, que se ríe de la muerte y que llora a corazón abierto por su historia. Soy viajera por herencia y por gusto, porque todo en mi pasado se confabula para que me vaya, porque todo en mi futuro apunta hacia el camino. El dije de ambarluna es una brújula que gira irrevocable, un mapa que conduce a otros destinos. No me culpes. Te prometo un fugaz y provisorio adiós. [CónicasAmbarluna19] (14sep12)

viernes, 7 de septiembre de 2012

El 1 de septiembre de 1859, poderosas ráfagas y eyecciones incontables de masa coronal anunciaron una supertormenta solar, la más intensa erupción electromagnética que haya ocurrido hasta la fecha, cuando nuestra inquieta y siempre misteriosa estrella lanzó hacia el espacio miles de millones de toneladas de partículas cargadas que, al chocar con el campo magnético de la Tierra, provocaron el aumento enloquecido de las corrientes eléctricas en las líneas del telégrafo, así como auroras boreales rojas, verdes y moradas visibles en lugares tan australes como Hawái y Panamá.
Nunca ha vuelto a ocurrir nada parecido. Lo que no quiere decir que no pudiera suceder en cualquier momento. Y para quienes oteaban los cielos nocturnos ante la imposibilidad de hacerlo con la claridad del día, y no necesariamente con la ayuda de un telescopio, sino con el concurso de tablas matemáticas, fórmulas loga y algorítmicas, mapeos astrales, tránsitos siderales, retrocesos cósmicos, órbitas coincidentes y fases discrepantes, para ellos, decíamos, resultó evidente el trastorno sutil en la consonancia de los mundos paralelos, que el sol, en su caprichoso y explosivo simulacro, había provocado de forma por demás extravagante y dramática.
Entre aquellos sabios consultores y consultantes de los fenómenos celestes y metereológicos, nadie como la damana del observatorio de Psyx para advertir el casi imperceptible cambio en la vibración del centenar de dijes ambarlunares de todos los tamaños que colgaban del techo en el salón principal de escrutinio e indagación de la Universidad, espacio conocido también como el Cónclave Pluribus Axis Mundi, cuya sorprendente y arcana papiroteca había sido legada a los habitantes de Psyx por los viajeros Atemporales. Permítaseme una breve digresión para afirmar que sobre los Atemporales no diremos absolutamente nada en este texto. No que no merezcan las más completas y dedicadas alusiones y agradecidas remembranzas, sino porque precisamente las valen tanto que ameritan ser objeto de una larga disquisición propia y no, como en este caso, compartida. Hoy nos ocupan los tormentosos caprichos solares y el resultado oscilante, demencial, mutable y desestabilizador que ejercieron en la estética euritmia de los instrumentos de precisión ambarlunares de aquel y de otros laboratorios del saber ancestral.
La damana corroboró la milimétrica perturbación en el ambarluna; bien sabemos que son los ínfimos detalles los que realmente cuentan y tienen luego consecuencias tan insólitas e improbables como irrevocables e indefectibles. Se percató de inmediato que durante años, quizá décadas, las de por sí escasas posibilidades de traslación entre universos paralelos se verían drásticamente reducidas, no solo en detrimento de investigaciones científicas de insospechable peso y trascendencia, sino también de los avances que ya se habían logrado en la intercomunicación con los habitantes de otros mundos.
No obstante tal tragedia, suspiró aliviada. Las propiedades fulgurantes, voluptuosas, nigrománticas, sanadoras, apetitosas, adivinatorias, visionarias, alcaloides, sensuales, estimulantes, mágicas, eróticas, aromáticas, inescrutables, deleitables, enigmáticas y lúbricas de los dijes de ambarluna, no sólo no habían sido afectadas ni habían disminuido, sino todo lo contrario. No hay noticia verídica ni crónica detallada de lo que ocurrió aquella noche durante la celebración de los portentos solares a la que se entregaron los estudiosos cófrades y letradas colegas integrantes del cuerpo erudito e investigador del Cónclave Pluribus Axis Mundi. Es de suponer, basándonos en lo que al día siguiente anotó la aplicada damana en su bitácora, que todos se entregaron diligentemente a la degustación de un exquisito y clandestino licor de ambarluna, con las consecuencias que de ello se desprenden y que es posible imaginar… [CónicasAmbarluna18] (7sep12)

lunes, 3 de septiembre de 2012

Me hablas de plazos, tiempos e imposibles transformados por el poder de un nombre, y te creo. Grabas el mío con signos que solo tú descifras, mientras yo susurro el tuyo al oído del viento deseando que llegue a ti y lo adivines. Por las noches sigo escalando el agreste camino de tu ensueño, buscándote a tientas en el recuerdo. No es menos difícil que tu pedregal marino. Presiento que esta noche llegarás una vez más cercano e inalcanzable, el guardián que desarticula el ordenado caos de mi existir, que agita mis anhelos, enreda mis palabras, subleva mi sangre y me deja la impronta de sus labios en la piel. Y no obstante tu espada implacable, traes contigo el azul que disuelve la cólera y la tristeza, oleaje suave que lava y deslava la arena de mi playa y armoniza la danza de los mundos al jugar con mis cabellos y besar mis párpados. Percusión y repercusión de dos palabras que osan jugarse la apuesta en la ruta de los acantilados que ya has cabalgado y te conducen al manantial.